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La parte central de la misión Marista en México y el mundo, es llevar educación a la población con menos oportunidades. Por ello, en la Provincia Marista de México Occidental, se han creado tres grandes proyectos que han contribuido al desarrollo de comunidades enteras, a través de la formación y educación de sus pobladores.
Los Hermanos Maristas llegaron a la colonia Villas de Guadalupe, el 14 de febrero de 1994 con la firme intención de rescatar a los niños que viven en situación de calle. Se dieron cuenta que muchos otros niños tenían un riesgo potencial de correr la misma suerte, por lo que tomaron la decisión de emprender acciones más decisivas para tener un impacto mayor en la vida de estos niños.
Fue así como nació la Escuela Abierta Marcelino Champagnat, que tiene por objetivo disminuir el riesgo de vivir una experiencia de calle en niños de 12 colonias de la zona periférica de Zapopan, Jalisco; a través de un programa integral de educación, para que los niños que participan, logren aprendizajes que acrecienten sus capacidades y eleven su calidad de vida a fin de que puedan participar en la construcción de una sociedad más humana.
Al sur de la ciudad en Mérida, Yucatán, en colindancia con el aeropuerto, existe una colonia vulnerable con evidente muestra de rezago en todos los servicios elementales. Los pobladores de esta zona trabajan en servicios, su población es flotante y de inmigrantes, rentan casas y muchos son paracaidistas. Hay un alto grado de alcoholismo, drogadicción, pandillerismo, algunos son hijos de sexoservidoras.
Desde 1988, los Hermanos Maristas han apoyado sistemáticamente esta comunidad. Pero a partir del 2002, después del huracán Isidoro que devastó toda la zona, Los Hermanos tomaron la decisión de crear un centro comunitario donde se imparten una gran variedad de cursos formativos en deportes, artes, computación, idiomas y nivelación académica. De igual forma se brinda apoyo y asesoría psicológica a toda la comunidad.
El objetivo de este centro es capacitar y formar a niños, adolescentes, jóvenes y adultos en situación de pobreza y marginalidad desde el carisma de marista: sencillez, ambiente de familia, presencia, amor al trabajo. En una tarea compartida por Hermanos, colaboradores y voluntarios, inspirados en el evangelio y la solidaridad cristiana.
Los Hermanos Maristas llegaron a la sierra Tarahumara en el año de 1961 con la finalidad de proveer ayuda a la comunidad rarámuri que históricamente ha vivido en condiciones extremas. Con el paso del tiempo, esta población se ha convertido en una de las grandes misiones de toda la Comunidad Marista, a la cual se integran Hermanos, laicos y una gran cantidad de voluntarios, principalmente estudiantes de los colegios maristas.
Actualmente la presencia marista abarca 7 comunidades enclavadas en la Sierra Tarahumara, donde se brinda los servicios de internados para todos los niños. Durante su estancia en estos internados, los niños tienen la oportunidad de estudiar desde el kínder hasta la preparatoria. Además, después de sus clases, reciben formación en diversos talleres de oficios que los ayuda a adquirir habilidades que tienen un impacto positivo en su comunidad. Estos cursos contempla la agricultura, carpintería, artesanías, viticultura, además de deportes.
De esta manera se busca incidir en el mejoramiento de las condiciones de vida de los pobladores de estas comunidades, aportándoles conocimientos y habilidades nuevas que contribuya a la generación de alternativas productivas y mejoren su calidad de vida.